El proyecto Malas hierbas (Weeds) surge como una necesidad de poner al descubierto una parte del mundo vegetal que nos rodea que nos resulta del todo invisible y desconocido: las raíces. Aparentemente sólo consideramos del mundo vegetal aquello que está por encima del suelo, aquello que vemos y que disfrutamos, lo que llaman los botánicos las partes aéreas de la planta. Sin embargo, en muchos especímenes lo que está enterrado es inmensamente grande comparado con la parte exterior. Es la ona encargada de sujetar y sustentar a la planta y sin embargo desconocemos su aspecto y si las vemos separadas del resto de la planta se convierte en inidentificable para ojos inexpertos. Si además de todo ello recogemos raíces de malas hierbas y unimos varias, obtenemos un hibrido de planta exclusivamente subterránea compuesta por las raíces de dos especímenes distintos.

El resultado es una invención vegetal metáfora de lo subterráneo, de lo oculto, lo que está bajo nuestros pies y que cubre una buena parte de este planeta sin que apenas tengamos conciencia de ello. Sacados de su context no dejan de ser seres extraños que fácilmente pueden confundirse con otro tipo de estructuras orgánicas como sistemas nerviosos o capilares cercanos al micromundo. Pero también son cercanas al macromundo de las imágenes aéreas en donde podemos asociarlas a los surcos y marcas dejados en el terreno por ríos o arroyos o incluso por las marcas dejadas por torrenteras y, por qué no, a las imágenes obtenidas por satélites en planetas de nuestro entorno en donde aparecen esos extraños surcos producto posiblemente de hielos o vientos sobre la superficie rocosa de algunos de ellos.

Por todo ello Malas hierbas (Weeds) es una mirada al mundo que nos rodea y que hace una reconstrucción del mismo en un intento de observar de un modo diferente lo cotidiano como mundo “endótico” en contraposición al interés habitual por lo exótico. Lo cercano, lo corriente suele ser más interesante y más desconocido que los seres lejanos o los mundos o países extraños.