Creo que a nivel formal las fotografías expresan fielmente este concepto, en su aspecto obtuso nos previenen acerca de aquel punto máximo de tensión a donde podremos llevar esa enajenación del ser humano de la mano de la arquitectura y la transformación del paisaje.
Marcelo Mejía.
En esta ocasión Marcelo Mejía, quien se ha ido consolidando como uno de los artistas colombianos más importantes de su generación, nos sorprende nuevamente con una serie de fotografías, luminosas (en el sentido estricto de la palabra), donde los espacios arquitectónicos de ciudades imposibles hacen que la ficción genere nuevas posibilidades de habitar lo inhabitable. No se trata aquí de acercarnos a esas maneras, por cierto heroicas, de cómo los habitantes de las pobrísimas periferias de nuestras ciudades habitan en condiciones infrahumanas, sino por el contrario de mostrarnos de qué manera es posible generar una habitabilidad otra, diferente a la que nos proponen las utopías del urbanismo contemporáneo.
Los espacios otros o heterópicos, que el artista nos había propuesto con anterioridad donde lo onírico se materializaba de manera especular y reflexiva se mantienen en esta serie de Paisajes Ficticios. Sin embargo en este caso, lo irreal se manifiesta de tal manera, que la realidad termina con-fundiéndose en los espejos de cristal y agua. La luz material fundamental en todo proceso fotográfico está aquí exaltada mediante un dispositivo eléctrico, donde la imagen translúcida adquiere aún mayor fuerza visual, acentuando así el carácter irreal y ficcional de aquellos espacios urbanos. Los materiales que configuran estas arquitecturas contemporáneas son de una u otra manera los detonantes de esos nuevos espacios oníricos o ficcionales; Mejía nos dice lo siguiente:
"Edificios institucionales y empresariales que han aparecido en las dos últimas décadas en el entorno latinoamericano —siguiendo esquemas importados, cuyos derroteros son el determinismo y el progreso— se configuran como paradigmas de estos no lugares y heterotopias. Los materiales utilizados: vidrio, acero y aluminio, así como la fachada flotante, reafirman el concepto alrededor del espejo —y el reflejo— que encierran estos espacios. Detrás de la aparente pulcritud de estas estructuras se hace palpable una ruptura del esquema territorial, social y antropológico. Sus deslumbrantes fachadas encierran el espejo donde el individuo se presenta enajenado, incapaz de reconocerse ante su propio reflejo pero estupefacto ante el espectáculo de él mismo engrandecido."[i]
Las fotografías de Mejía son verdaderos objetos luminosos que manera de cajas de luz, entran en clara resonancia con las imágenes que representan. Yo ya había insistido en otras ocasiones que imágenes como estas logran revelar la fotogenia donde lo humano parece excluirse, desaparecer o invisibilizarse. Claro, esto parecería una exageración, pues en las fotografías del artista, aún hay rastros de la presencia humana: unos bañistas nadan plácidamente en una piscina en la terraza de un rascacielos; un ejecutivo maletín en mano atraviesa un inmenso hall de paredes grises que le lleva no sabemos a dónde, mientras el piso (un verdadero espejo) refleja el inmaculado cielo. En otras imágenes un discreto reflejo en una ventana delata la mirada vigilante de un guardia. Es precisamente este carácter espectral de lo humano que hemos llamado fotogenia. Y en la obra de Marcelo Mejía esta condición de la imagen es contundente y aquí radica la fuerza de su trabajo.
La palabra Dymaxion acuñada en 1930 por el arquitecto y científico americano Richard Buckminster Fuller, es un acrónimo de "dinamic maximun tensión" donde la proyección espacial tiende a eliminar las jerarquías espaciales que generan inevitablemente oposiciones: arriba vs. abajo, norte vs. sur, oriente vs. occidente como constan en la Proyección Cartográfica de la tierra a partir de un cuboctaedro. Estas oposiciones binarias, no solamente configuran nuestra posición en el mundo, sino también la concepción que de él tenemos y por ende nuestras acciones en él. Pero la dynamaxion hace también referencia a un proyecto de solución de trasporte donde un automóvil semejante a n bus pretendía solucionar problemas de estacionamiento, movilidad y economía de energía; un prototipo de habitación, que nunca fue construido por Fuller, también fue elaborado bajo el mismo principio de dinamismo. Marcelo Mejía toma prestado este término para desplegar su proyecto artístico, donde la tensión entre la dimensión humana y la espacial, viene condicionada por esa manera dinámica de desdoblamiento de la mirada, donde los reflejos y las reflexiones devienen verdaderas especulaciones ficcionales.
De esta manera la Galería MÜ en Bogotá, siguen impulsando la fotografía contemporánea de gran calidad. La exposición se inagura mañana 15 de octubre.
Ricardo Arcos-Palma.
Bogotá, 14 de octubre del 2011.
[i] Mejía, Marcelo. Heterotopías. De la fotografía como huella a la imagen como símbolo.