Galería MÜ presenta 2:Escáner, la segunda exhibición del grupo de tres muestras basadas en la producción fotográfica en el arte contemporáneo. Una exploración de tres formas de creación que incluyen 1:Pixel, sobre el uso de lo digital o la manipulación, 2:Escáner, sobre el uso del escáner en la construcción de la imagen y 3:Grano sobre la captura analógica. Esta serie de exhibiciones dan cuenta del tiempo necesario para producir una imagen, no solo desde su lado teórico sino desde su creación formal.
Los fotógrafos presentados son artistas que usan las técnicas como punto de partida para presentar sus ideas. Sin embargo, se hace evidente que las técnicas traen consigo ciertas referencias semióticas, creando una relación natural que no surge de la coincidencia y que se relaciona con la manera en la que pensamos y la forma en la cual creamos.
2:Escáner es una exhibición que atraviesa el límite entre la fotografía y el arte digital, proponiendo una conexión a lo fotográfico desde la luz y un distanciamiento esencial que surge en la construcción e interpretación basada en el computador. Las ideas presentadas aquí no proponen que el escáner sea considerado una cámara pero si que el resultado del escaneo sea considerado una fotografía.
La acción escanear, de pasar luz lentamente sobre un objeto analógico con el fin de traducirlo al mundo digital, siempre ha estado más relacionado con la conversión de documentos a PDF o de fotografías en papel a archivos JPG. Nos permite remover la necesidad física del papel u otros objetos bidimensionales mientras preservamos digitalmente la información. Apreciamos la manera en la cual los escáneres satisfacen la necesidad mundana de hacer fácil la reproducción y archivo de la información tal como lo hacemos con las cámaras – es fácil de usar y cumple funciones que se nos presentan como esenciales.
El proceso de escanear es directo. Un documento es colocado sobre una superficie del vidrio y una tapa cubre el contenido para prevenir que pase la luz (un tipo de efecto de cuarto oscuro). Después de dar un comando desde la pantalla del computador la máquina pasa una barra de luz debajo del vidrio. Adyacente a esta barra puede haber un CCD (Dispositivo de Carga Acoplada) o un CIS (Sensor de Imagen por Contacto) que toma miles de fotografías de la superficie del documento. Las imágenes son enviadas al procesador del computador en donde son interpretadas generando una copia del objeto. Por último, el archivo es guardado en un formato apropiado para su futuro uso.
Al analizar este proceso notamos dos acciones que hacen de este proceso algo único en comparación con otras formas de captura de imagen. La primera es la proximidad y la segunda la reconstrucción.
La proximidad es lo que naturalmente define el proceso de escanear. Si un documento está a 10 centímetros o más de la superficie del vidrio, el sensor no puede enfocar, y la luz llena un espacio muerto al ser incapaz de alcanzar el objeto. El resultado es una imagen negra o para ser más precisos, la falta de un objeto para que la luz sea reflejada.
En la historia de las comunicaciones encontramos que la única referencia existente para capturar una imagen con tal proximidad se usaba originalmente para enviar documentos sobre largas distancias. Veinte años después de la invención de la fotografía, hacía 1860, el pantelégrafo fue inventado para escanear electromagnéticamente una placa metálica sobre la que se había inscrito información que luego era transferida por medio de las líneas del telégrafo. En 1913, el Belinógrafo, precursor del facsímil, escaneaba imágenes y las transfería usando línea telefónica o telegráfica.
En cuanto a la cámara, los objetivos macro se hicieron disponibles públicamente hacia 1950 brindando la nueva posibilidad de enfocar objetos a una distancia de no menos de 4cm. Pero la habilidad de transmitir detalles sobre superficies más amplias se hizo disponible con la invención del escáner en 1957. Desde entonces ha avanzado dramáticamente y en la actualidad es capaz de capturar grano presente en negativos de fotografías analógicas o la textura de una hebra de cabello.
Así, la proximidad no es importante tanto por lo que puede ser capturado sino por la necesidad de poner el objeto tan cerca al sensor. Con la cámara, hay cierta distancia y tiempo subjetivo en cada toma. Requiere de una suerte de relación entre el fotógrafo y el sujeto. Pero con el escáner esta relación es completamente objetiva. El sujeto es colocado en un área específica de la superficie plana y las configuraciones para manipular la calidad de la imagen son mínimas, usualmente requiriendo de una post-producción con alguna aplicación digital. Las principales configuraciones que permite el escáner son para elegir la cantidad de detalle que va a ser capturado- y este es definido por pixeles, no por luz.
La relación objetiva que tiene el escáner con el sujeto ha definido su estado natural como recurso de archivo. En el trabajo del español Luis Castelo, la naturaleza de archivo de su obra puede verse en su más reciente serie “Malas Hierbas”. Sus escaneos mantienen un fondo blanco clínico y presentan varias hierbas comunes con sus sistemas de raíces limpias de residuos. En lugar de ser reconocidos como una molestia, la planta sobre la superficie es inmediatamente relacionada con sus raíces, dándole a esta una identidad, una vida. Se convierten entonces en pequeños árboles, delicados y necesarios para el equilibrio de la naturaleza.
La proximidad presentada por Castelo nos permite así investigar y catalogar. La forma de su corona, el color de su tronco, el tamaño de su raíz. Sin embargo, sucede algo que va más allá de lo científico; la forma se vuelve abstracta. Tal como lo dice Castelo “sacadas de su contexto, no dejen de ser seres extraños que fácilmente pueden confundirse con sistemas nerviosos o capilares de un micromundo. También son cercanas al macromundo de las imágenes aéreas que muestran los surcos y marcas dejados en la tierra por ríos.”
La naturaleza de archivo también se hace presente en el trabajo de la Colombiana Joyce Rivas. Como Castelo, usa la vida de una flora inadvertida en sus escenografías, pero las asocia con materiales opuestos e inadvertidos. Colecciona plantas del suelo de Bogotá y las organiza minuciosamente con partes de aviones encontradas en la basura del Aeropuerto Internacional El Dorado. A la vez, cataloga el mundo natural con el industrial, dando reconocimiento a elementos opuestos por medio de un proceso científico y creativo.
En su serie “Pausa Intercrónica” el Colombiano William Aparicio ha tomado un nuevo enfoque sobre el archivo de información. Su análisis de periódicos sobre el conflicto en Colombia desde sus comienzos con el Bogotazo el 9 de Abril de 1948 se convierte en una crítica a las bases de datos y la construcción de memoria personal y colectiva. “Los libros y los archivos son fuentes de una cantidad incansable de posibilidades de reconocer nuestra historia y cultura,” dice Aparicio. Sus “fotografías con escáner” son compilaciones de décadas de historia. Entre ellas podemos distinguir grabados de figuras coloniales o textos severamente cortados pero los resultados finales son abstractos y descontextualizados.
El uso del escáner en la obra de Aparicio también habla de la tecnología en si. Opuesto a la cámara, el scanner toma una cantidad de tiempo significativa para capturar y procesar la imagen (a pesar de que las primeras cámaras tomaban hasta 8 minutos o más para procesar la imagen). Es por esto que los escáneres cuentan con una opción de pre visualización la cual permite que la máquina tome una vista rápida y en baja resolución de aquello que se va a procesar para permitir que el usuario elija el área específica que quiere tomar en total resolución. Dependiendo del tamaño de aquello que se va a escanear y la calidad del escáner, la captura de la imagen puede tomar entre uno y diez minutos. Sin embargo, una imagen puede ser fácilmente construida moviéndola, añadiendo otras piezas o removiendo contenido mientras que el escáner sigue su curso. Así, la composición de imágenes puede ser entendida en términos de contenido, tiempo y performance.
El la obra de la artista chilena Bárbara Oettinger, los elementos del collage son evidentes. Debido a las limitaciones del scanner común –que mide 27×35 centímetros o menos- Oettinger tuvo que tomar varios escaneos del cuerpo para poder capturar un retrato completo. Esto le permitió construir una identidad- una que puede o no ser la de la persona retratada y que más seguramente se acerca a una visión personal de representación. Su serie “Estrategias diarias hacía la reconfiguración del cuerpo” se aproxima a la manera en la que las mujeres son objetivadas a través de los medios de comunicación. En lugar de producir la imagen de una mujer “bella” y photoshopeada Bárbara hace una compilación de varios escaneos para construir una imagen “real” que da cuenta de todos los detalles a los que se tiene acceso con la proximidad.
El proceso de reconstrucción de la imagen a través de distintos escaneos imperfectos resulta en una visión “grotesca y distorsionada del cuerpo que está lejos de cualquier concepto de armonía canónica.”
El Peruano Coco Mártin se ha aproximado al retrato de una manera similar pero enfocado en la difusión de la luz. Utiliza el escáner para definir la calidad de esta de acuerdo con la proximidad. Tal como se daría en una pintura clásica renacentista, Mártin ha reintroducido el claroscuro haciendo uso de un proceso que no tiene la habilidad de envolver con luz al sujeto- situación similar a la que podría darse en el siglo XIV cuando los retratos se hacían a la luz de una vela.
Más allá de lo que tomó escanear a los sujetos, Mártin también dedicó una buena cantidad de tiempo a la construcción de la imagen final. A diferencia de los escaneos de naturaleza cruda de Oettinger, los suyos son planeados y perfectamente empatados. El resultado es una imagen que puede ser fácilmente percibida como proveniente de una toma fotográfica, como si los sujetos estuvieran apretados contra un vidrio invisible, o contra el límite que separa la fotografía del espectador.
Con esto, Mártin nos trae de vuelta a la tesis de esta exhibición: el escaneo como fotografía. Desde su posición de fotógrafo clásico, ha adaptado un nuevo medio para reconocer la multitud de caminos que recorre una imagen para cumplir con su objetivo. Así las cosas, debemos aceptar que la fotografía ha evolucionado con la misma evolución de la tecnología. El uso de Photoshop para editar o incluso construir una imagen continuará definiendo y re definiendo a la fotografía con el paso del tiempo. El escáner no es una cámara pero puede suplantar su función.
Son entonces las mismas carencias que nos presenta el escáner como herramienta lo que lo definen y exaltan como proceso: construcción de la imagen, el tiempo necesario para hacerlo y la proximidad con el sensor. Al aceptar estas cualidades prohibitivas aceptamos al escáner como una nueva fuente para la creación de la imagen, una que cae entre el amplio espectro de lo que llamamos fotografía.
Andrew Ütt, 2015
Director y Curador de Galería MÜ